Las leyendas forman parte de toda nación, son ese legado que nuestros ancestros nos dejan invitándonos a no perder nuestras raíces y compartirlas con el resto de la sociedad.
Por ello permanecen activas, transmitiéndose a través de generaciones con el objeto de formar parte del imaginario colectivo para no ser jamás olvidadas.
Sin duda, estudiar las leyendas de otros países es una de las formas más enriquecedoras de conocer su historia, cultura y lo que como sociedad tienen para ofrecer.
Perú es una región que en ese aspecto tiene mucho para dar, y es que cada uno de sus rincones está lleno de creencias y tradiciones que son expuestas a través de sus leyendas.
Por eso no quiero dejar pasar la oportunidad para contarte un poco de sus historias llenas de hechos fantásticos, sobrenaturales y de mucho misterio, las cuales nos permiten enamorarnos más de lo que como sociedad representan.
El señor de chacos
En la provincia del Chaco hay una imagen de Cristo crucificado a la que los pobladores cuidan con celo desde su llegada.
Cuenta la historia que hace muchos años una amable señora que pastaba sus ovejas, empezó a escuchar un ruido similar a un martilleo que le llamó la atención.
Al acercarse se percató de que se trataba de un señor que trabajaba la madera.
Curiosa le preguntó que moldeaba, y el señor le respondió que tallaba una cruz para él.
Al notar la tez demacrada y con aspecto cansado del señor, ella le ofreció un poco de la comida que llevaba para ella.
Sin embargo, este la rechazó con amabilidad y le pidió que al siguiente día le llevara unas flores.
Sucedió que en efecto cuando la señora llevaba las flores, se encontró con la imagen del señor crucificado.
Se cuenta que los pobladores intentaron trasladar la imagen al pueblo en varias oportunidades, pero los intentos fueron fallidos.
Muchas veces la cruz reaparecía en su puesto original, y muchas otras su peso se triplicaba imposibilitando su traslado.
Desde ahí decidieron dejarlo en el lugar que él escogió y visitarlo con flores con frecuencia.
La barquita misteriosa
Esta leyenda habla de una maldición que fue resuelta gracias al sacrificio de un niño sin bautizar.
En las aguas de Cabo Blanco había cierta barquita que solía aparecer en las noches iluminando los mares, y trayendo consigo la tragedia y la tristeza de la gente.
Su presencia se asociaba con las pérdidas de pescadores, quienes salían a pescar y nunca más volvían; su embarcación regresaba producto del oleaje y sin rastro de quien la dirigía.
Una noche una mujer lloraba desesperada, cuando escuchó una voz proveniente del mar que le indicaba que, para regresar a los pescadores, los pobladores debían dejar en el mar un niño sin bautizar.
Decidieron entonces sacrificar a una pequeña que se encontraba en muy mal estado de salud, dejándola en el mar.
Se cuenta que, al dejarla en las aguas, la promesa hecha por la tenebrosa voz fue cumplida.
Al parecer se trataba de un pirata condenado que trató de salvar su alma sacrificando a muchos hombres en el intento.
No volvió a traer malas nuevas pero algunas noches de Semana Santa suele vérsele navegar.
El toro encantado
En la localidad de Huanta, en el fondo de una laguna de nombre Razuhuillca se encuentra un toro encerrado y al que los pobladores temen, ya que, si llegare a escapar, traería consigo muchos daños e inundación al pueblo.
La leyenda indica que ya van varios siglos desde que este negro y corpulento toro fue encerrado, y es que antes estaba libre, pero siempre que salía del agua destruía todo cuanto encontraba para terminar agotado yendo a recuperar fuerzas al fondo de la laguna.
Una anciana decidió sacrificarse y con ayuda de un ritual creó una enorme jaula para encerrar al animal en el fondo del agua.
De esta manera aprovecho el tiempo que usaba el toro para dormir para internarse en las frías aguas de la laguna para cumplir su misión.
Se dice que desde entonces permanece atenta vigilando que el toro no escape, dando así paz y tranquilidad a los habitantes de su amado pueblo.
El niño encantado
Esta es la historia de un niño que pastaba su rebaño cerca de una laguna de nombre Lacshacocha.
Un día sin darse cuenta perdió su comida, y triste se sentó a llorar a orillas de la laguna y a beber su líquido.
Una mujer que caminaba sobre el agua se le acercó, le preguntó la causa de su llanto, y le ofreció comida a cambio de que lo acompañara al centro de la laguna.
El niño accedió y juntos desaparecieron en el agua.
Luego de días de intensa búsqueda, por fin lograron encontrarlo en una cueva cercana conocida como Huayanqui en compañía de la extraña mujer.
Al darse cuenta de que se trataba de un encanto, su padre con una bufanda elaborada con lana de vicuña, logró eliminar el hechizo y recuperar a su pequeño.
El niño afirmaba haber conocido un palacio en el fondo del mar en el que le dieron manjares de todos los tipos y que a través de túneles habían logrado llegar hasta esa cueva sin ser vistos.
Desde ahí la existencia de un pueblo paralelo debajo de la tierra continúa siendo un misterio.
La Huega
La Huega es una bella laguna, formada a partir de un espejo roto, y es que la leyenda cuenta que años atrás, en las cercanías de Ica un hombre que caminaba perdido tratando de retomar su ruta, se dirigió a unas dunas a buscar cobijo del sol, y se encontró con una mujer viéndose al espejo.
Se trataba de una hermosa dama con larga cabellera rubia.
El hombre intrigado intentó buscar conversación para averiguar más acerca de ella, sin embargo, lo que consiguió sin querer fue asustarla.
Resulta que la mujer nunca se había topado con alguien de su misma especie, y obviamente al verlo su primer impulso fue correr.
Si bien logró su cometido, en el proceso su espejo cayó a las arenas convirtiéndose a su contacto en agua y formando esta hermosa laguna que hoy se conoce como Huega.
Si bien hoy en día no quedan rastros físicos de la misma, si se dispone de pruebas que dan fe de su existencia.
El pueblo de Narihualá
De Narihualá se sabe que fue una población dedicada a la agricultura en la que habitaron diversas tribus, cuyas riquezas iban pasando a través de generaciones.
En sus últimos días, al enterarse de la llegada de los conquistadores, para evitar que sus riquezas fueran tomadas, decidieron enterrarse vivos con ellas.
Dentro de sus riquezas se destacaba una enorme campana de oro que mantenían para sus rituales al sol.
Lamentablemente los españoles ya estaban enterados de su existencia y venían por ella.
Al intentar tomarla la campana se desplomó hacia el suelo quedando enterrada y cubierta en su totalidad de tierra.
Se dice que, sin importar esfuerzos, esta campaña nunca fue encontrada, y algunas noches suele aparecer la figura de un indio con un candil y una campana que va tocando para dar señales a quienes buscan tesoros ocultos.
El sapo de piedra
Hace miles de años, en un pueblo muy pequeño del Perú había una viejecita que era la envidia de todos los pobladores por su capacidad de tener siempre las mejores cosechas de la temporada.
Es así como sus papas siempre eran las que mejor tamaño y propiedades tenían.
Una noche un enorme sapo hambriento entró en su propiedad y poco a poco empezó a comerse las deliciosas papas arruinando su cosecha.
Lo que hasta el momento no se sabía, es que esta dulce abuelita tenía conocimientos en el arte de la hechicería que no tardaría en poner en práctica.
Y es que, producto de la rabia, al verse sin cosecha, lanzó el hechizo más poderoso posible, el cual estremeció estructuras, hizo retumbar techos y envió por los aires al sapo hambriento, quien terminó pegado a una enorme piedra y mimetizado con su forma para siempre.
El cerro de la vieja y el viejo
Se dice que hace mucho tiempo Jesucristo descendió a la tierra para encontrarse con su gente, y vivir de primera mano lo que ya sabía que habitaba en cada uno de los corazones de sus hijos.
En ese viaje, pasó por la región de Motupe, y luego de una larga caminata se topó con dos ancianos de mal genio a quienes les pidió un poco de agua para refrescarse.
La anciana se negó; entonces Jesús al ver que en el terreno estos ancianos cultivaban todo tipo de frutas, solicitó comprar una sandía, obteniendo como respuesta nuevamente una nueva negativa, y la justificación de que lo que parecían sandías no eran más que piedras.
Se dice que Jesús indignado por la forma en la que fue tratado, castigó a los señores condenándolos a convertirse en piedras y permanecer así por el resto de la eternidad.
Por ello, hoy en día se encuentran en forma de cerro en la vía que conduce hacia Motupe.
Los habitantes afirman que cada vez que una piedra cae de este cerro, es un lamento que ha surgido de uno de los ancianos.
La piedra que cura el mal de amores
En los cerros de Quito hay una piedra que cura el mal de amores.
Esta leyenda surgió hace muchos años, cuando un padre lleno de celos e inconforme por la apariencia física de la persona que su hija había escogido para ser el amor de su vida, decidió hacerse con una pócima que lo envenenara para de esta forma alejarlo para siempre del lado de su pequeña.
Inmediatamente su hija se sumergió una tristeza tal, que permanecía llorando sus penas a orillas de la laguna de Cotacocha sin que hubiese manera de sacarla de su depresión.
El padre arrepentido por el daño hecho comenzó a buscar la forma de sacarla de su trance y halló un hechizo que no dudó en implementar.
Se fue a los cerros de Quito a buscar una piedra cuyos poderes curativos eran capaces de sanar un corazón roto, y preparó con ella un brebaje que inmediatamente alivió las penas de su amada hija y permitió que su corazón lo perdonara.
Esta piedra parece que sigue en el cerro y que es tan efectiva como lo era hace años en el arte de aliviar penas, así que hay quienes la buscan para hacer su brebaje y conservarlo antes de que la piedra se desgaste.
La laguna misteriosa
En una campiña conocida como Carmen Alto, en las cercanías de la ciudad del Cañete, se encuentra un singular río que termina su cauce en forma de laguna, y del que se dice está bendito por Dios debido a que cuando el río crece, las aguas de la laguna permanecen intactas sin derramarse ni destruir el paisaje que hay a su alrededor.
El panorama no queda atrás tampoco, y es que destaca por dividirse en dos imágenes completamente distintas, es así como a un lado la laguna cuenta con hermosos cerros que le aportan volumen, y hacia los otros, numerosos árboles que dan un agradable y acogedor aspecto al ambiente.
Lo misterioso de esta laguna va más allá de lo explicado, y es que el día de San Juan y solo ese día, una hermosa pata con sus pequeños patitos aparecen para bañarse en las aguas y embelesar a los habitantes con su belleza.
Esto fue tan solo un abrebocas.
Perú sin duda cuenta con un sinnúmero de historias, que llenas de misterio, enigmas, fenómenos sobrenaturales o incluso de hermosos relatos de amor nos invitan a sumergirnos en su maravillosa cultura y creencias que año tras año los han forjado y conducido a lo que hoy en día son como sociedad, y que no hacen más que incrementar nuestras ganas de viajar a vivirlas y escucharlas de primera mano.
Diego Brunt (Buenos Aires, 1977) se graduó en Psicología en la Universidad de Buenos Aires, con especialidad en Psicología Social.