Cuando viajamos, o nos adentramos a estudiar la cultura de un pueblo o localidad, siempre hay un común denominador con el que nos toparemos con independencia del destino, y esas son las leyendas.
No importa que tan lejano o pequeño sea el pueblo, con seguridad tendrá una leyenda llena de emoción y fantasía para relatar un suceso particular.
Si bien es cierto son entretenidas y amenas, también traen consigo la oportunidad de conocer más acerca de las tradiciones culturales, y si a eso le sumamos el mensaje final que invita a reflexionar, pues escucharlas se torna más interesante.
Japón no es la excepción a la regla, y tiene unas leyendas tan bonitas y con mensajes tan profundos que no quise dejar pasar la oportunidad para compartir contigo las que más me han llamado la atención, esperando las disfrutes tanto como yo.
El Tsukimi
Tiempo atrás Buda bajó a la tierra en forma de anciano, este señor tenía por amigos un conejo, mono, una zorra y una nutria, y un día en pro de ayudar a los más necesitados, les pidió a cada uno de sus amigos comida extra para compartir.
Cada uno comenzó entonces a cazar un poco más de aquello que comía para entregárselo al anciano, la zorra consiguió un cervatillo, y el mono frutas.
El conejo sin embargo no logró conseguir nada ya que lo que él comía eran hierbas, y esta no es comida para humanos.
Decidió entonces sacrificarse y lanzarse él a la fogata como ofrenda a los humanos.
Al hacerlo, el anciano le agradeció por su buena voluntad y como recompensa lo llevó a vivir a la luna donde amasa pastel de arroz (mochi) con un mazo, y se puede ser su silueta dibujada en la luna.
El pescador y la tortuga
Años atrás en una pequeña localidad vivía un señor llamado Urashima. Un día mientras pescaba, ayudó a una tortuga a escapar de unos niños que le estaban haciendo daño.
Resulta que la tortuga trabajaba para una reina que vivía en el fondo del mar, y ésta, en agradecimiento lo invitó a su castillo.
El pescador se hospedó en el palacio 3 días, y antes de irse, la reina le regaló una caja de perlas indicándole que su felicidad dependía de que dicha caja permaneciera cerrada.
Al Urashima salir a la superficie, se encontró con que en realidad habían pasado más de 300 años desde su partida, por lo que sus padres y amigos ya no vivían.
Lleno de tristeza, decidió abrir la caja pensando en volver el tiempo atrás, pero lo que pasó fue que le cayeron encima todos los años que había pasado bajo el mar.
Un día después su cuerpo yacía sin vida a orillas de la playa.
El cortador de bambú y la princesa de la Luna
El Monte Fuji, es el protagonista de esta leyenda. Hace años, un anciano que se dedicaba a cortar y recolectar bambú encontró una hermosa bebe entre sus tallos iluminada por la luna.
El hombre la llevó con su esposa, la llamaron Kaguya Hime y se dedicaron a cuidarla.
Años después, cuando llegó el momento de buscarle marido, se percataron que rechazaba a todo pretendiente, incluyendo al emperador, de quien estaba perdidamente enamorada.
Resulta que aquella bebita y ahora mujer era propiedad de la luna, y ya ésta estaba reclamando su regreso.
La noche de su ascenso, Kaguya Hime había dejado una carta de despedida al Emperador, y este, empujado por el dolor, mandó a quemarla en lo más alto del monte Fuji para que el humo la alcanzara.
Desde ese momento, el pico hace erupción cada cierto tiempo, y se dice que es por la furia de la princesa quien quiere convertir la tierra en luna para poder regresar.
Sakura y Yohiro
Esta historia se desarrolla en Japón, en una época que estuvo impregnada por numerosas batallas.
Solo había un bosque en el que no entraban los guerreros y era debido a sus hermosos árboles que proporcionaban paz y tranquilidad.
Un árbol sin embargo nunca florecía.
Entonces un hada de buen corazón le ofreció su ayuda. Lanzó un hechizo para que durante 20 años pudiera convertirse en humano, sentir sus emociones y con ello florecer.
Siendo humano, el árbol conoció a una dama de nombre Sakura a orillas del río de la que se enamoró.
Al pasar los 20 años, cuando el hada llegó para culminar el hechizo, Sakura apareció confesando su amor, y decidió unirse a él materializándose en las flores que dan los frutos a este hermoso árbol.
El hilo rojo del destino
Todo empezó cuando un emperador contrató a una hechicera para que le buscara a la mujer que estaba al otro extremo de su hilo rojo.
Esta le presentó una mujer de campo quien vendía sus frutas en una plaza del mercado con una bebita en brazos.
Indignado y cegado por la rabia, el emperador lanzó a la mujer al suelo de un empujón, y despidió a la hechicera.
Con el pasar de los años, el emperador decidió contraer nupcias con la primogénita de un general muy notable, a quien no conocía.
Al retirar el velo el día del matrimonio, se percató de una cicatriz que la hermosa mujer tenía en la frente, y se percató que se trataba de la pequeña bebe a quien lanzó al piso el día que conoció a la pobre campesina.
Teke-Teke
¿Te imaginas estar esperando un tren de noche, y que una mujer sin piernas se arrastre ante ti preguntándote por sus extremidades?
Teke Teke era una jovencita muy introvertida que constantemente era víctima de las burlas de sus compañeros de colegio.
Una noche, se encontraba distraída esperando el tren para llegar a casa, y unas niñas la sorprendieron por detrás.
Tomaron una cigarra grande y se la lanzaron por la espalda.
Asustada Teke teke comenzó a saltar tratando de quitársela sin darse cuenta de que el tren se acercaba.
Como es de esperar, el tren la arrolló y dividió su cuerpo en dos partes.
A partir de ahí su espíritu permanece errante rondando las estaciones del país en busca de sus piernas.
Yamaya no Orochi
Esta era una criatura mitológica de la cultura japonesa representada por una serpiente con ocho cabezas y colas.
Su maldad era tal, que solía pedir al pueblo que cada luna llena, sacrificaran ocho mujeres jóvenes, para el devorarlas en la noche.
Así fue como poco a poco el pueblo se fue quedando sin doncellas, al punto que solo restaba una, Kushinada, quien era hija de un líder de Izumo.
Para ese tiempo, el Dios Susanowo-no-Mikoto había bajado del cielo y al conocer a Kushinada quedó prendado de su belleza.
Por amor ofreció matar a Yamata-no-Orochi para evitar que su amada tuviera que ser sacrificada.
El día de la luna llena llegó, y el Dios entró en el festejo disfrazado de sirviente y ofreció barriles de alcohol al monstruo para doparlo.
Cuando esto ocurrió se hizo con una espada y procedió a cortarle las cabezas al monstruo, matándolo y liberando a su amada de la muerte.
La leyenda de Yuki-Onna
Años atrás en la gélida época de invierno en Japón, dos escultores de madera se disponían a regresar a casa luego de su trabajo, pero se vieron atrapados en nevada que los obligó a refugiarse en una vieja cabaña que encontraron en la montaña.
Mientras dormían, uno de los hombres despertó y vio como el espíritu de una mujer muy blanca y con larga cabellera se acercaba a su amigo y de un soplido le arrebataba la vida.
La mujer, al verlo quedó consternada con su belleza y decidió perdonarle la vida siempre que no dijera ni una sola palabra de lo vivido.
Pasaron los años y el joven se casó con una hermosa mujer llamada Oyuki. Una noche el decidió contarle lo ocurrido años atrás con su amigo.
Resulta que su esposa era aquel espíritu, que se había convertido en humano para desposarlo.
Le reclamó indignada haber roto la promesa, pero no lo mató para que se quedara a cargo de los niños, a cambio, si desapareció de su vida para siempre.
Shita-kiri Suzume: el gorrión de la lengua cortada
Esta es la historia de un leñador de buen corazón que en una oportunidad rescató un gorrión que halló herido en el piso, lo llevó a casa y alimentó con arroz mientras se recuperaba.
Su esposa, quien era una mujer llena de avaricia y egoísmo, no estaba de acuerdo en compartir su alimento con dicho animal.
Un día mientras estaba sola, le cortó a la pequeña ave su lengua y lo dejo libre.
El anciano al enterarse fue a buscar a su gorrión y lo encontró en una posada acompañado de otros de su especie.
En agradecimiento le permitieron elegir un obsequio para llevarse entre dos cajas.
El anciano se inclinó por la caja más pequeña, que estaba llena de tesoros muy valiosos.
La esposa al verlo decidió ir por la caja más grande, y al abrirla se percató que estaba llena de monstruos que la hicieron caer por las montañas y rodar hasta morir.
Amemasu y los tsunamis
Esta leyenda narra el origen mitológico de los terremotos y tsunamis en Japón.
Se dice que sus aguas vivía una ballena de nombre Amemasu, quien tenía un enorme tamaño que le permitía impedir la entrada de agua que proviene del océano pacífico a Japón.
Un día esta ballena se encontró un ciervo bebiendo agua, y decidió comérselo. Se dice que este hermoso animal llegó vivo hasta el estómago de la ballena, y de tanto llorar, sus lágrimas afectaron la ballena matándola y dándole oportunidad al ciervo de escapar.
Los pájaros del área al ver esto fueron a advertir a los habitantes de la situación de la ballena y los peligros que implicaba el dejar abierto el canal que esta bloqueaba con su cuerpo.
Las personas sin embargo lejos de buscar ayuda decidieron comerse al animal.
Una vez se comieron la ballena, fueron víctimas de la gran inundación que tanto temían los pájaros.
Hasta el día de hoy, cada vez que el país sufre un evento parecido se piensa que es el espíritu de Amemasu, que los castiga por sus crímenes en contra de los animales del mar.
El espejo
Un samurái estaba casado con una joven y hermosa dama quien era muy introvertida.
Un día el samurái fue invitado a una fiesta para conocer al nuevo Rey, y decidió comprarle a su esposa un obsequio en el evento.
Se trataba de un espejo, como su esposa no lo conocía, se sorprendió al verlo y preguntó por la hermosa mujer que aparecía cuando lo veía.
Su tierno esposo le dijo que era ella misma, su propio reflejo.
La mujer sin entender mucho decidió guardar el espejo en uno de sus cajones y esperar para usarlo en el momento apropiado.
Años después, en el lecho de su muerte le dijo a la hija que buscara en el cajón ese espejo y que lo viera siempre que quisiera saber de su mamá.
A partir de ese momento, siempre que la hija veía su reflejo, creía que se trataba de la compañía de su madre.
Un día su papá le preguntó que hacía y al escuchar su explicación, le respondió que el también veía a su esposa en el rostro de su hija día tras día.
La Mariposa Blanca
Esta era una joven pareja que ansiaba la llegada del día de su matrimonio para fundirse en un amor eterno y profundo, sin embargo, sus planes se vieron afectados por la enfermedad de la novia quien falleció antes del día de la boda.
El joven no pudo superar la pérdida de su amada y decidió nunca casarse con otra mujer.
Construyó una casita cerca del cementerio en donde habían enterrado a su amada y ahí vivió el resto de sus días.
Pasaron los años, y siendo anciano cayó enfermo.
Un día, mientras era cuidado por su sobrino, una hermosa mariposa blanca entró y comenzó a revolotear sobre el anciano para después retirarse y volar hasta una de las tumbas del cementerio contiguo.
El sobrino que había seguido a la mariposa en sus movimientos se percató que el tío murió luego de la visita de la mariposa, entendiendo que se trataba de su amor de años atrás que había venido para reencontrarse con él y acompañarlo en su nuevo camino donde permanecerían juntos.
Así terminamos este recuento por algunas de las más populares leyendas japoneses, una increíble forma de conocer sobre la cultura de las diferentes naciones y pueblos.
Y en tu localidad,
¿Tienen alguna leyenda famosa cuyo mensaje traspase fronteras?
Diego Brunt (Buenos Aires, 1977) se graduó en Psicología en la Universidad de Buenos Aires, con especialidad en Psicología Social.