Las leyendas son una maravillosa forma de la que podemos hacernos para conocer la historia y la cultura de una región en particular.
Afortunadamente no hay zona geográfica que escape de esto y lugares tan maravillosos culturalmente como Egipto pueden ser fácilmente recorridos solo con echar un vistazo a sus leyendas.
El común denominador de sus historias lo conforman la teología y el culto a la deidad.
Entonces dejarse llevar por sus mitos constituye una maravillosa manera de conocer su sistema y la forma que tenían de percibir el origen del universo y la creación del todo.
Por ello, en este artículo te hablaré de las leyendas más importantes de Egipto, que han permanecido en el tiempo gracias al trabajo de sus habitantes, quienes las transmiten de generación en generación para trascender en tiempo, y permitirnos conocer un poco más a fondo de las maravillosas creencias que los motivaban en su día a día.
El origen del calendario egipcio
Más allá de lo que se piensa, este era un calendario de tipo agrícola.
Se dice que antes de que el mundo fuera creado como lo conocemos, solo había caos.
Cuando Ra, el primer Dios comenzó su proceso de creación, diseño una pareja que estaría conformada por Su y Tefnut, quienes trajeron al mundo a Nut y a Geb, representantes del cielo y la tierra.
Geb y Nut se enamoraron y decidieron contraer nupcias, no contando con la ira del Dios del Sol, quien por temor a que un hijo de esta pareja lo sustituyera en el poder, presionó a Su para que evitara el embarazo de la pareja.
Es así como Ra creó un hechizo para evitar que Nut tuviera a sus hijos en los 360 días originales del año, lo que se dice es que creó la atmósfera para mantener a estos dos seres separados entre sí.
Thot el Dios, al enterarse de la situación pidió ayuda al Dios Jonsu, (luna) y juntos decidieron jugar con apuestas en las que se veía involucrado el tiempo de iluminación provista por la luna.
Al finalizar el juego ya Thot tenía ganados 5 días, los cuales le obsequió a Nut para que los usara trayendo a la vida a sus pequeños.
Gracias a esto la pareja pudo crecer y traer al mundo a Seth, Isis, Neftis y Osiris, siendo este último el que pudo tomar las labores de su padre años después.
El campesino elocuente
Esta historia demuestra cómo la justicia premia a quien no pierde la paciencia ni la tolerancia.
Khunapup era un campesino que vivía junto con su esposa en un paraje desértico de sal.
Si bien ahí tenían a su alcance lo necesario para vivir y mantenerse, había muchas otras cosas que requerían buscar en el pueblo más cercano que era conocido como Heliópolis.
Por ello, cada cierto tiempo el empacaba para viajar por ellas.
En el camino, debía pasar por unas tierras que eran cuidadas por Dehutinekht, un administrador con fama de tramposo, quien se valía de cualquier artimaña para quitar a quien pudiera sus pertenencias.
Este señor colocó una gran tela de lino en el suelo por donde iba a pasar Khunapup, y le dijo que no podía pisar este material si quería conservar sus pertenencias.
Mientras discutían uno de sus asnos en busca de comida, pasó por encima del lino y procedió a alimentarse con la cebada que había en el terreno, dándole pie a Dehutinekht para que ejecutara su plan, y se quedará con los animales del campesino como pago por los daños ocasionados por un solo animal.
Al verse perdido, el campesino decidió ir a exponer su queja donde el Rey, quien quedó impresionado por la elocuente y original manera de contar las historias, y decidió aprovecharse y pedirle que pasara cada mes a repetirle la historia y con eso quitarle un poco del aburrimiento que tanto lo azotaba en el cargo.
Luego de muchos meses de constancia, repitiendo su caso día tras día, logró que el rey solucionara su problema, le retornara sus animales y al Dehutinekht incluido en el paquete como esclavo, demostrando que la constancia y la paciencia muchas veces son claves en la consecución de los objetivos.
7 Hathores
Hace mucho tiempo una pareja conformada por un faraón y su esposa pidieron ayuda a los dioses para que los ayudaran a concebir un hijo.
Fue así como las hijas de la diosa de la alegría y el amor, quienes tenían la facultad que ver el futuro y el destino de los seres humanos, accedieron a la petición de esta joven pareja.
El día del nacimiento fueron a informar a los padres del destino del niño, pero todo parecía indicar que el pequeño príncipe sería asesinado por un animal bestial.
Los padres asustados crearon una fortaleza para cuidar a su pequeño, sin contar con los efectos de la soledad, y que en medio de su depresión pidiera a los padres un perro que le sirviera de compañía.
Al no ver peligro accedieron a darle una mascota, quien fue su compañero de aventuras, y es que el príncipe consiguió huir del palacio en compañía de su perro.
Un día una serpiente trató de atacarlo, pero el príncipe logró herirla de muerte.
Como premio fue servida a su perro como manjar.
Se cuenta que luego de esta comida el perro comenzó a tornarse agresivo contra su dueño y buscando atacarlo.
En una ocasión para defenderse, el príncipe cayó en un río, donde se vio frente a frente con un cocodrilo que afortunadamente estaba anciano y le dio tiempo de nadar hacia la orilla para escapar.
La mala suerte fue que, al salir de las aguas, el perro lo estaba esperando para atacar nuevamente, por lo que se vio en el penoso deber de matarlo, sin contar con que la serpiente saldría de sus entrañas para matarlo y cumplir la profecía inicial y el inevitable destino que ya venía estipulado para él.
La muerte de Osiris
Sabemos que Osiris es el primogénito de los Dioses Nut y Geb que estaba predestinado a convertirse en el Rey de Egipto.
Esta leyenda habla del final de sus días y como la envidia de su propia sangre fue la causante de ello.
Seth, su hermano mayor sentía mucha envidia de este, hay quienes dicen que por el poder que ostentaba, otros dicen que, por amor, porque Osiris tenía una relación con Netfis.
Lo cierto es que hubo de por medio un sentimiento de rabia tan fuerte capaz de cegarlo y permitirle atentar contra la existencia de su hermano.
Para esto, Seth confeccionó un ataúd con las medidas de su hermano y en una fiesta, invitó a todos quienes estaban presentes a que trataran de entrar en este, y advirtiendo que solo quien encajara en él se entregaría a la muerte.
Cuando Osiris entró, su hermano cerró el ataúd con llave, lo lanzó al río y se hizo con el trono y todo el poder que este involucraba.
Isis, la esposa de Osiris buscó el cuerpo en el río y al recuperarlo, procedió a momificarlo y traerlo a la vida con el apoyo de los dioses, quienes lo convirtieron en un Dios de la vida eterna.
Se dice que fruto de este amor post mortem Isis y Osiris engendraron a Horus, su primer hijo, y quien años más tarde pelearía con Seth por el trono resultando ganador de aquello que por ley le correspondía.
El ejército perdido de Cambises II
La inmensidad del desierto del Sahara se ha visto envuelta en grandes misterios, y la historia que te voy a contar es sin duda uno de los más inexplicables que han ocurrido allí.
Todo comenzó en cuando, en el 524 Antes de Cristo, Cambises II, el hijo mayor de Ciro el Grande, en su afán por ampliar su imperio, quiso llegar a Tebas y conquistar sus tierras.
Para ello debía someter a los amonitas, que para el momento eran los dueños de esos espacios.
Disponía de un ejército de más de cincuenta mil hombres, el más grande de la época y a pesar de que esta situación lo ponía en una posición privilegiada, estratégicamente no era posible ocultar a tal cantidad de personas para llegar por sorpresa.
Por ello decidió una nueva hazaña nunca realizada, cruzar el desierto del Sahara para poder llegar sin ser sorprendido.
Si bien era un camino peligroso, consideraban que por ser tantos no deberían tener problemas si se iban preparados.
Sin embargo, la situación parece que se les salió de control, y es que, este enorme ejército desapareció en algún punto del desierto sin dejar rastro alguno de su paso.
No se supo de sus animales, sus pertenencias, ni mucho menos algún rastro de que un humano hubiese pasado por allí.
No hay respuesta científica que justifique la pérdida de tan importante ejército, hay quienes afirman que una tormenta de arena los sorprendió sepultándolos a todos bajo sus tierras.
Otros sin embargo indican que la misión no fue realizada, y que se trata de una historia para mantener a la gente alejada de los peligros del desierto.
Lo cierto es que esta leyenda permanece como un misterio sin explicación ni evidencia de lo que realmente sucedió con el mayor ejército que pudo haber existido en aquella época.
La leyenda de Isis y los siete escorpiones
Retomamos la historia de Isis y la conflictiva relación con Osiris, su hermano mayor.
En este punto de la historia, ya Horus había nacido, pero Seth no lo sabía, por ello, este pequeño se vio obligado a mantenerse oculto junto con su madre Isis.
Se sabe que cuando Seth se enteró los buscó hasta encontrarlos y encerrarlos para evitar perder el ansiado trono por el que había venido trabajando.
Entonces el Dios Thot, encargado de la verdad y la justicia, metió su mano para ayudarlos a escapar.
Y les otorgó siete escorpiones con poderes especiales que los ayudarían en el camino brindándoles protección.
Luego de largas caminatas a lo largo de Egipto, por fin pisaron Per-Sui, y debido al cansancio que tenían decidieron pedir refugio en una casa donde vivía una mujer muy rica.
Usert, como se llamaba esta mujer, no les prestó su apoyo y les pidió de forma poco amable que se retiraran de su propiedad.
Horus y su madre se retiraron tranquilos a otro lugar, pero los escorpiones quedaron muy molestos con el maltrato de esta señora.
Decidieron entonces darles un escarmiento, picando al hijo de Usert. Esta madre empezó a pedir ayuda desesperada por salvar la vida de su pequeño.
Lo que no se sabía era que, a Isis, gracias a su noble acto de regresar a la vida a su esposo, los dioses le habían concedido poderes asociados con el renacimiento y protección de la vida.
Isis corrió entonces a cargar al pequeño y auxiliarlo con palabras mágicas que fueron extrayendo poco a poco el veneno de la sangre del pequeño, salvándolo.
Usert, llena de remordimiento y agradecimiento por lo hecho, pidió disculpas por el rechazo que les había dado, y les dejó entrar en su casa y a parte de su fortuna.
El mito de la creación
Hay varias versiones egipcias sobre el origen de la creación, y hoy te hablaré de la heliopolitana.
En un principio no había nada solo un gran caos liderado por el Nun, un océano en donde reposaban cada uno de los componentes del cosmos.
De este caos surgió Ra, el Dios del Sol, quien comenzó a trabajar en la creación a partir del Nun.
Creó así el viento, la humedad, la tierra a la cual bautizó como Egipto, y las aguas que ayudarían a dar vida a los elementos de la tierra, que fue bautizado como Nilo.
Poco a poco su creación iba tomando forma, y decidió dar vida con Shu y Tefnut, quienes rápidamente procrearon a Geb y Nut, dioses del cielo y la tierra.
Aquí comenzaron los conflictos, y es que, como ya te había contado, Geb y Nut se enamoraron y los dioses trataron de separarlos para evitar que tuvieran hijos.
Ra, que no sabía lo que estaba pasando, envió un ojo a la tierra para que buscara información, sin contar con que el otro ojo aprovecharía su ausencia para ocupar su puesto.
Cuando el ojo desplazado se enteró empezó a llorar, entonces Ra lo ubicó sobre su frente para convertirlo en la gran estrella solar.
Se dice que fruto de sus lágrimas se dio pie a la creación de los hombres que habitaron la tierra por vez primera.
Y cada mañana Ra recorre el cielo a bordo de una barquita flotante, transportando el sol de un lado al otro para que ilumine la tierra en su totalidad.
La leyenda de Sinuhé
Esta es una hermosa historia que nos habla del amor por la tierra natal y las ansias se siempre regresar a ella sin importar las circunstancias.
Esta leyenda es tan importante para la cultura egipcia que incluso se escribió una novela que versa sobre ella.
Todo empieza con la muerte Amenemhat I, faraón en 1991 a.C., quien fue asesinado por sus sirvientes a espaldas de su primogénito.
Sinuhé, su hombre de confianza, no identificó a tiempo el peligro para su jefe, y no pudo hacer nada para evitar la tragedia.
Temeroso de que hubiese represalias en su contra por parte del hijo, y que lo hicieran partícipe del complot, Sinuhé decidió huir del país y buscar refugio con los Beduinos, quienes le cuidaron y le hicieron parte de su comunidad.
Pasaron los años y Sinuhé hizo su vida en estas tierras, casándose con la hija del rey y llegando a tener gran poder y fortuna, suficientes para vivir una vida tranquila.
Sin embargo, su corazón y su mente permanecían en Egipto, y ansiaba con todas sus fuerzas poder regresar.
En este país, Sesostris I, el primogénito del faraón estaba al mando, y al enterarse de la situación de Sinuhé y consciente de que era inocente, le mandó a llamar para que se uniera a su gobierno.
Así este fiel hombre regresó a su país para desempeñarse como consejero y tener a mano las riquezas de un príncipe de la época, haciendo realidad su más ansiado sueño de morir en las tierras en las que había nacido y a las que había dedicado tantos años de su vida.
El faraón Dyoser y la crecida del Nilo
Sabemos la importancia que tiene el agua para garantizar la vida de las especies.
Resulta que Egipto se encontraba en una peligrosa situación ya que el Río Nilo, su única fuente de este recurso natural, no generaba suficiente agua desde hacía más de 7 años, y la alimentación y subsistencia de los habitantes se estaba viendo en riesgo.
El faraón desesperado fue en busca de ayuda de Imhote, un erudito egipcio que le ayudaría con esta situación, y quien le explicó que, en el comienzo de sus aguas, en la isla de nombre Elefantina, vivía un dios llamado Jnum, quien estaba reteniendo el caudal de tan importante río, y que había que convencerlo de retirar sus pies para dejar que el agua corriera.
El faraón de dirigió a esta isla para implorar al dios la salvación para su pueblo.
Se dice que estando allá, mientras dormía, Jnum hizo presencia dentro de sus sueños y le explicó su molestia, y es que le había dado suficientes recursos durante años y este nunca había dedicado parte de estos para la construcción de templos y estatuas para adorar a los dioses.
Dyoser prometió cumplir con ello y fomentar el respeto a los dioses en su pueblo a cambio del retorno del agua.
El dios decidió darle una nueva oportunidad y liberar las aguas que mantenía dormidas bajo sus pies como si de una serpiente se tratara.
Al abrir los ojos, el faraón se consiguió con el Nilo lleno de agua en su cauce, y junto a él una plegaria de este dios que más nunca pudo dejar de lado y que le recordaba su misión de construir templos para la adoración de los dioses.
El nombre secreto de Ra
En Egipto el nombre de una persona tiene un significado especial en su personalidad y poder que es capaz de obtener.
Este tema le atañe tanto a hombres como a dioses, y el Dios Ra, no escapa de ello.
Se dice que Ra tenía tantos nombres como formas, y que era capaz de aparecer representado como un pájaro, un escarabajo o miles de formas más.
Sin embargo, había un nombre que nadie conocía y que era el que le daba todo el poder que ostentaba.
Isis, quería conocer ese secreto, y es que ese nombre podría poner a su hijo por encima de él en cuanto a poder se refería, y ella deseaba con todas sus fuerzas que su hijo Horus fuera el dios más poderoso de la tierra.
Isis entonces comenzó a vigilar a Ra para lograr su cometido, y decidió tomar un poco de su saliva para mezclarla con la tierra para crear una cobra tan poderosa que fuera capaz de envenenarlo.
Cuando esto ocurrió Isis se hizo de sus poderes y prometió salvarlo siempre que éste le revelara su nombre secreto.
Con tal de no morir Ra le dijo su secreto siempre que lo compartiera solamente con Horus, y a cambio, su hijo se convirtió en el dios más poderoso de todo Egipto.
A medida que leemos sobre Egipto y sus leyendas, nos vamos sumergiendo en un mundo nuevo lleno de sorpresas y misterios, que no solo nos hacen conocer su cultura y forma de interpretar el mundo, sino también nos educan sobre su historia y sus creencias llenas de dioses y poderes mágicos, y es que su cultura está llena de religión y adoración a deidades que muchas veces desconocemos y que resultan muy interesantes.
Referencias bibliográficas:
- Naydler, Jeremy (2003) El templo del cosmos. Madrid: Siruela
- Joseph M. Walker (2012) Seres fabulosos de la mitología
Diego Brunt (Buenos Aires, 1977) se graduó en Psicología en la Universidad de Buenos Aires, con especialidad en Psicología Social.